El mal comportamiento de los alumnos en clase se apunta como una de las causas que impiden que el desarrollo docente sea efectivo. El «alboroto en clase dificulta el proceso lectivo», aseguran siete de cada diez profesores de Primaria y Secundaria en países como España, México o Italia.
Se estima que los profesores dedican de media el 13% del tiempo de clase a mantener el orden, porcentaje que aumenta hasta el 17% en países como Brasil y Malasia. Y uno de cada cuatro profesores reconoce que pierde hasta el 30% del tiempo lectivo en apercibir a los alumnos por su mal comportamiento o en tareas administrativas.
España está además por encima de la media en cuanto a problemas graves como robos en los centros, intimidaciones o abusos verbales a profesores y alumnos, o agresiones entre estudiantes.
Fuente: consumer.es
Sólo comentaré algo en lo que concierne a España.
Tal es la permisividad y sobreprotección que hemos dado a nuestros retoños que ahora empezamos a ver sus efectos y, aún hay quién no se alarma y dice: «los pobres, algo tienen que hacer», pues perdonen, pero NO, nosotros somos los que tenemos que hacer algo, algo para cortar ese tipo de comportamiento que, ni en los peores años conocidos por este país, estaba tan extendido. Robos, abusos, pérdida del respeto del profesorado… OLÉ, vamos a seguir permitiéndolo o mejor aún, vamos a ensanchar más la manga, el profesor nunca tiene razones para levantar la voz, mucho menos para afear una conducta que él considere «afeable», no vaya a ser que el alumno se traumatice, si se le ocurre hacerlo, pobre de él, se tomaran las medidas pertinentes. El alumno siempre tiene la razón.
No quiero extenderme en el análisis del resto de implicados en la educación de nuestros menores, cada uno sabrá lo que hace, lo que puede hacer, o lo que debería hacer, pero sí sería necesaria la colaboración de todas las escalas inmiscuidas en la educación para ir poniendo soluciones a esto y no parches, que ya vamos tarde y se nos va de las manos.